No tenemos que ser perfectos para convertirnos en un hombre o una mujer con un corazón para Dios.
Hechos 13.16-22
Hechos 13.22 nos da la descripción que Dios hizo de David: “Varón conforme a mi corazón, que hará todo lo que yo quiero”. Esto es una gran alabanza del Creador y Gobernante del universo. Pero este elogio no está reservado exclusivamente para el rey de Israel. Nuestro Padre celestial quiere describir a cada uno de sus hijos de esta manera.
Una característica clave de ser una persona conforme al corazón de Dios es “hacer todo lo que [Él quiere]”. No todas las acciones de la vida de David fueron en obediencia al Señor, pero su modelo fue buscar a Dios. Cuando David pecaba, oraba para que el Señor buscara en él cualquier camino de maldad y lo volviera a encaminar para convertirse en la clase de persona que el Padre celestial quería (Sal 139.23, 24).
David también se deleitaba en la Palabra de Dios y pasaba tiempo con Él. Muchas de sus conversaciones íntimas con el Padre se conservan en el libro de los Salmos, y revelan cómo David confiaba en Dios una y otra vez en medio de los desafíos de su vida.
No tenemos que ser perfectos para convertirnos en un hombre o una mujer con un corazón para Dios. Por el contrario, nuestro objetivo debe ser solo pasar tiempo con nuestro Padre y cultivar el hábito de arrepentirnos de nuestros pecados.